Este divertidísimo esperpento retrata una España de principios del siglo XX. En ella Valle-Inclán critica los prejuicios morales de la pérdida del honor por los "cuernos"; por eso pretende y logra con suma ironía burlarse de sus personajes y de sus comportamientos de folletín sainetero, en una parodia satírica sin precedentes, que provoca risas crueles y desatadas sobre la tradición machista de los españoles.